Escuchemos el susurro del Señor que dice: " Catequista, tu nombre, también, es...
ERES "brisa" suave que refresca la vida de las comunidades, para llevar el aliento del Espíritu Santo que nos rodea.
ERES "arroyito" que acerca el "agua viva de Jesús" a hombres, mujeres, jóvenes y niños de nuestro tiempo, que se entierra en la vida de la gente para llevar frescura y fecundar las Semillas del Reino.
ERES "amanecer" anticipo y memoria cotidiana de la presencia de Dios entre nosotros; que da calor, luz y compañía; señal de esperanza para los días nublados y tormentos que nos tocan vivir, en aquí y ahora.
ERES "pies" que recorren caminos llevando la Palabra a todas partes y personas; activos, en movimiento, inquietos que regalan su cansancio para que otros conozcan la Buena Noticia del Reino.
ERES "manos" unidas, compañeras, abiertas; que abrazan, acercan y acarician. Ellas extienden "la mano materna de Dios.
ERES "campana" eco de la voz del Padre, que llama a la Vida; que quiere paz, justicia y dignidad para todos; que anuncie y recuerde que ¡Dios está!
ERES "puente" medio de unión y acercamiento, tendido entre los hombres, para construir la "común - unión"; "ser puente entre Dios y los hombres"
ERES "camino" de tierra humilde y de pueblo, realizando la vocación - misión de conducir el encuentro con el Dios de la Vida.
¡Gracias por unirse, en y desde la oración, en este mes del Catequista - Bendiciones!
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