El Señor nos muestra su gran misericordia, exhortándonos a la misma actitud con nuestro prójimo, única forma de demostrarle la sinceridad y profundidad de nuestro amor; y esa actitud es la condición indispensable para así poder recibir también el perdón de Dios, que nosotros mismos condicionamos cada vez que le decimos: “perdona nuestras ofensas, como nosotros también perdonamos a los que nos ofenden”.
Abrir el link
No hay comentarios:
Publicar un comentario